CATEGORÍAS: En esta sección encontrarás las publicaciones clasificadas según su género.

viernes, 10 de noviembre de 2017

59. [S.Th] «Amoris Laetitia» y el restablecimiento de la paz en la Iglesia.

«Amoris Laetitia» y el restablecimiento de la paz en la Iglesia. 

1. A partir de la publicación de la Exhortación Apostólica, «Amoris Laetitia» del Papa Francisco se ha generado una gran controversia sobre su interpretación y aplicación. Esta controversia, sin precedentes, ha marcado la recepción del «Documento Pontificio» generando distintas posturas frente al documento. 

2. Por un lado existe una tendencia a rechazar el documento en su conjunto. Esta postura es evidentemente inaceptable, pues «Amoris Laetitia» es un verdadero «Documento Pontificio» que debe ser recibido por todos con una actitud religiosa filial y de escucha. 

3. Por otro lado existe una tendencia a interpretar el documento como una verdadera ruptura con la Tradición de la Iglesia. Esta tendencia se ha dado en un doble sentido. En primer lugar entre quienes acusan al Papa de sostener una enseñanza herética y, en segundo lugar, entre quienes, a partir del documento sostienen que la Iglesia ha cambiado su enseñanza y su praxis, habiendo superado y casi aniquilado el Magisterio previo, particularmente «Familiaris Consortio» del Papa San Juan Pablo II. Ambas tendencias son inaceptables.

4. Acusar al Papa de sostener una enseñanza herética es inadmisible. Ninguna persona tiene autoridad para juzgar en materia doctrinal al Santo Padre. Muy diferente es el respetuoso recurso de la «Dubia» que es legítimo y válido precisamente para resolver una controversia. Aún en el caso de que algunos textos de «Amoris Laetitia», parecieran admitir interpretaciones contrarias al sentir y al pensar de la Iglesia, como han querido ser presentados por algunos, es regla general no admitir estas actitudes sino interpretar siempre en sentido favorable sus palabras, evitando rechazarlas, condenarlas o contradecirlas. De modo que la oposición directa, total o parcial, a la Exhortación ni sigue el Espíritu de «religioso asentimiento» que se le debe a los «Documentos Pontificios» ni guarda el orden de la caridad que exige preferir siempre el buen juicio sobre el juicio temerario. 

5. Sostener que a partir del Documento la Iglesia ha cambiado su enseñanza y su praxis, habiendo superado, y derogado el Magisterio anterior es igualmente inaceptable. Es particularmente significativo que quienes promueven esta interpretación y aplicación son los mismos teólogos y pastores que abiertamente sostenían y sostienen un disenso respecto al Magisterio previo. En este sentido no se puede pensar que esta tendencia implique un verdadero «religioso asentimiento» del Magisterio del Papa ni mucho menos una «obediencia filial» sino únicamente una toma de postura conveniente para rechazar la Enseñanza previa y la Tradición de la Iglesia. El «religioso asentimiento» exige integridad y fidelidad al conjunto de enseñanzas del Magisterio de la Iglesia no sólo a una parte. 

6. La única interpretación posible, de «Amoris Laetitia» es, como lo afirmamos desde el inicio de la controversia, la interpretación teológica, católica y ortodoxa del texto, es decir, como ha dicho recientemente Müller «en continuidad con la Palabra de Dios en la Biblia, el Magisterio anterior, con la Tradición de los grandes Concilios de Florencia, Trento y el Vaticano II». «Amoris Laetitia» debe ser interpretada desde la Tradición multisecular de la Iglesia que incluye tanto su enseñanza dogmática, su Magisterio ordinario no definitorio, como su praxis litúrgica, pastoral y disciplinar, todo ello elementos insustituibles. Únicamente la interpretación de continuidad hace justicia a la fidelidad del teólogo y del creyente a la Iglesia de Cristo, a su enseñanza, y al Papa Francisco.

7. Dicho esto, es importante precisar que la controversia respecto a la interpretación de «Amoris Laetitia» es una controversia propiamente teológica. No es una controversia ni ideológica ni política. No se puede reducir la cuestión a la toma de postura política e ideológica para la obtención de simpatías humanas. Una controversia teológica se resuelve conforme a los mismos principios de la teología: en la escucha atenta de la divina revelación, custodiada, enseñada y transmitida por la Iglesia.

8. Lamentablemente, en relación a este álgido diálogo, muchos teólogos hemos observado la carencia de una argumentación teológica profunda y seria. Abundan argumentaciones superficiales de todo tipo, sobre todo de tipo político, descalificando teólogos, cardenales, pastores y comunidades sin razones reales. Se ha generado una lógica simplista entre quienes aseguran ser los interpretes autorizados del Papa, normalmente desde la hermenéutica de la ruptura, para descalificar, ridiculizar y acusar a quienes interpretan en sentido de continuidad el texto, impulsando persecuciones incluso discplinares sin fundamentos auténticos. Abundan los argumentos emotivos, superficiales, e incluso una cierta fundamentación filosófica que es insuficiente para resolver una controversia propiamente teológica. Sobran los adjetivos y los desprecios y faltan las fuentes de la revelación. Estas actitudes no contribuyen ni a la paz ni a la unidad de la Iglesia. Denuncio con firmeza esta actitud en medio de la controversia de «Amoris Laetitia» como una actitud anti-cristiana y destructiva de la paz y de la unidad de la Iglesia.

*Respecto a la interpretación teológica conforme a la Tradición de la Iglesia, vuelvo a compartir el artículo que escribí pocos días después de la publicación de la Exhortación y que coincide en gran medida con las preocupaciones, la orientación y el sentido de lo escrito recientemente por el Cardenal Müller. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario